lunes, 29 de diciembre de 2014

Chihiro


Tengo cuatro meses y vivo en una jaula.
Cuando vienen a verme no me llaman por ningún nombre, hacen unos sonidos extraños y yo siempre me lanzo a la verja para intentar abrazarles.
Tengo unas buenas uñas, pero con ellos no suelo sacarlas.
Me gusta mucho jugar.

Solo vienen por la mañana, luego los otros gatos me empujan, me arañan y me muerden cada vez que intento beber un poco de agua o saciar mi hambre.
De vez en cuando un hombre viene con un tubo de plástico y llena la jaula de agua. Escalamos por donde podemos para evitar mojarnos, pero casi nunca lo conseguimos.

Hoy un chico y una chica me han dado de comer algo delicioso.
Han estado jugando conmigo pero no se... se han ido y creo que no volverán.
Nunca nadie vuelve a por mi.
Es noche y hace mucho frío. Todo huele muy mal y tengo mucha hambre.
A veces pienso que no vale la pena seguir... Pero siempre por la mañana alguien me llama con ese sonido y mueve su mano para que yo trate de cogerla.

Se escuchan unos ladridos horribles todo el tiempo, sobre todo cuando las personas vienen a verme.
La verdad es que estoy asustada todo el tiempo.
Pasan los días y las noches y no encuentro ningún sitio que proporcione algo de calor.
Sin embargo, tengo un presentimiento. Como si algo fuese a cambiar...

Cuando despertó, la gatita escuchó gritar un nombre a unas voces que conocía bien. Chihiro decían. Y sí, se dirigían a ella. Se desperezó y se abalanzó sobre la verja para saludar a esa chica y ese chico que le daban de comer aquellas cosas deliciosas cuando venían.
Él llevaba algo en la mano, y Chihiro quiso desde buen principio meterse allí. Lo hizo y empezó a ronronear sin parar. Ya nunca más dejaría de hacerlo.
Estuvo un buen tiempo en un coche preguntándose qué estaría pasando, y tuvo que hacer en ese pequeño lugar sus necesidades porqué ya no aguantaba más.

Luego todo aconteció muy rápido.
Llegaron a un lugar muy grande y entraron en una pequeña estancia.
El chico cerró la puerta y por fin abrió el transporte.
Mientras lo limpiaba, el mismo sonido que salía del tubo de la jaula asustó a Chihiro, que nada pudo hacer para evitar caer en un charco de agua tibia y verse frotada con algo que picaba un poco.
Llegó la chica y la frotaron más y más.
Finalmente una cascada de agua le quitó esa cosa que tan bien olía.
La envolvieron en toallas mullidas y la dejaron lista para que inspeccionase su nuevo hogar.
Mientras se acostumbraba, Chihiro veía como sacaban cosas para que las atrapase y montaban algo muy grande donde parecía que sus uñas iban a disfrutar mucho.

Me llamo Chihiro y he pasado ya dos días en este fantástico lugar.
Nunca hace frío y tengo una comida deshecha que me encanta.
Juegan mucho conmigo y no para de venir gente a verme.
Nunca pensé que sería tan feliz.
Últimamente siempre escuchaba a las personas decirse feliz Navidad. Yo no sabía a qué se referían si siempre la cruel noche llegaba a mi.
Ahora lo entiendo.
La Navidad me gusta. Me llamo Chihiro, tengo cuatro meses y por fin quiero vivir feliz.

8 comentarios:

  1. Conmovedor... deliciosamente narrado :)
    ¡Abrazos, Feliz Año!

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  2. Ooooooh!!! ^^ Qué bonito!!! Tengo un gato y la verdad me ha llegado al corazón. Ojalá pasase más a menudo :)
    Muchas gracias por compartir el relato ^^
    Un beso!!! y Feliz Navidad ;P

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    1. ¡Gracias por leer y comentar Sara!
      Me alegra que te haya llegado hondo.
      ¡Un beso y feliz año! :)

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  3. A veces un relato no necesita comentarios. Simplemente espléndido. Saludos

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  4. T_____T. Qué bonito. Ojalá ningún animal tuviera que pasar por esto porque no se lo merecen.

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    1. Gracias Silvia, tienes razón, algunos lugares son auténticas cámaras de tortura...
      Un beso

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